Las libélulas son unos insectitos embriagadores: esos colores brillantes, esos movimientos rápidos... salen muy vistosos en las fotos, pero se me hacen muy difíciles de fotografiar: no es habitual ver una, cuando se ve no siempre tenemos una cámara, e incluso teniéndola, los movimientos son tan rápidos que es muy complicado encuadrar, y mucho más enfocar.
El jueves pasado tuve suerte: Encontré una libélula, y llevaba la cámara, con el objetivo adecuado. Aquí está el resultado.
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