Llevo un par de días contando cómo la meteorología afecta a mi vida, de una manera emocional. Y es curioso, porque hay gente que se ha puesto en contacto conmigo para comentarme que también le pasa, y cómo brega con ello.
Ayer me afectó la meteorología de otra manera, más prosaica pero más clara, menos emocional. Anoche teníamos planeada nuestra semanal sesión de frontenis en las pistas del polideportivo de Artxanda. Ya en camino, nos llamaron por teléfono. Había tormenta, y algo se había cargado, de forma que no podían encender las luces. Así que nos quedamos sin nuestra ración de deporte semanal.
Y esta mañana, menos mal que no llovía, porque he perdido el bus... Estoy en la estación, a ver a qué hora llega el tren.
Me da la sensación de que estoy un poco monotemático. Mañana, si nada se interpone, contaré mi última experiencia con Movistar y la decisión sobre el coche.
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