"María recién parida, José hasta los huevos de dar vueltas con la burra, Jesús llorando y helado de frío... Y nosotros lo llamamos nochebuena". Este texto, junto con una felicitación, me mandó ayer un buen amigo de Málaga. Y me hizo pensar en esas cosas que se hacen tradicionalmente, que a veces tienen sentido y a veces no, pero que también van cambiando con el tiempo.
Por ejemplo, allá van mis costumbres de nochebuena... La mayoría se ha ido perdiendo con el tiempo.
De crío, en nochebuena lo que hacía era ir con mi padre a ir visitando las casas de sus hermanos. Felicit,abamos las navidades a todos mis tíos, y pasábamos un rato con los primos.
En cuanto empecé a estudiar secundaria, me apunté a una de las tradiciones navideñas del colegio (y de tantos otros grupos de esta tierra): el desfile del olentzero. Un montón de niños cantando villancicos por la calle, junto con una reproducción 'artesanal' del popular carbonero.
Algunos años después, fue con el coro que iba a cantar olentzero. El ambiente, totalmente diferente. Pero también muy divertido.
El coro dejó un año de hacer esa salida. Fue cuando nos enganchamos al grupo de mi cuñada, que salía con las niñas y un montón de amigos. Esto lo hicimos también ayer.
En paralelo, la misma tarde de nochebuena pero un poco más tarde, hace más de 10 años que la cuadrilla se junta en el Poza 40. Desde hace 2, además, se nos han juntado mi hermano con su mujer, y mi sobrino el pequeño... que, como siempre se ha hecho el centro de todas las miradas.
Aparte quedan la tradiciones más normales (como las cenas en familia y cómo van cambiando, de lo que tal vez comente otro día), o más peculiares (como la tradicional representación escénica de los D.).
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