No sé por qué, pero hoy he estado gran parte del día con la sensación de que estoy hasta los cojones de un montón de cosas. Pero no solamente de las cosas que me aburren, que salen mal, que son un fastidio. No solamente de las cosas que se hacen por obligación. No solamente de la barrila y las hipocresías de la campaña electoral. No.
Lo más preocupante es que incluso de las cosas que me gustan, que hago para entretenerme, que hago por dicersión, que hago a gusto, estoy hasta los cojones. Realemente está empezando a darme envidia la valentía de un amigo que, teniendo la vida razonablemente montada, se ha largado a otra ciudad a 700 km, dejando su trabajo, para buscar uno mejor, sólamente (bueno, no solamente, pero principalmente) por no apalancarse. Como siempre que los amigos hacen estas cosas, le he apoyado y le he ayudado. Pero ahora, además, le estoy entendiendo.
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