domingo, 8 de febrero de 2009

Interés institucional por las sendas ciclables

En nuestro habitual paseo largo de los fines de semana, hoy nos hemos acercado al bidegorri. Bidegorris, en la traducción que se les da de 'sendas ciclables', hay muchos (por suerte, cada vez más), pero solo uno es EL bidegorri. El bidegorri original, el que abrió la veda de las sendas ciclables en Vizcaya. El que va de Portugalete a la playa de la Arena, que hoy en día está integrado en el Camino de Santiago de la Costa.

El paseo me ha recordado una cosa que quería comentar desde hace tiempo: en Vizcaya hace ya tiempo que, fundamentalmente la diputación, pero también muchos ayuntamientos, están promocionando y construyendo sendas ciclables. En Getxo hay 3 grandes y uno más pequeño, y llegan hasta Berango y Sopelana. En Bilbao tambien hay bastantes kilómetros, y en la margen izquierda/zona minera se está montando un enorme complejo que prácticamente permite llegar desde el centro de Bilbao hasta Cantabria.

Es precisamente sobre ese 'prácticamente' sobre lo que quería hacer la primera de las reflexiones. Se han hecho un montón de sendas, pero donde falla el sistema para ser verdaderamente práctico es, precisamete, en la conexión entre ellas. Desde el ayuntamiento de Bilbao se puede llegar hasta Olabeaga por el puente euskalduna, y de Olabeaga sale otra senda hacia Zorroza (faltan unos meses para terminar las obras que la lleven hasta Zorroza, pero aceptamos barco)... pero entre ambas hay un 'hueco' de poco más de un km. Seguimos la senda, y llegamos a Zorroza, pero desde ahí a la que podría ser siguiente etapa, en Lutxana, aun hay otro kilómetro y medio sin senda. (Desde ahí, a 1 km, está la de Gorostiza, que también podría unirse). De Lutxana, seguimos adelante por el bidegorri urbano de Barakaldo. A la altura del Saturn o del día, está el enlace con el que va a Ballonti... pero hay 200 metros sin senda, y unas escaleras de por medio. Por el Ballonti, llegamos hasta portugalete, donde enlazamos con el bidegorri original. Hoy en día, esa conexión está mejor hecha que hace años, dado que la enlazar el Ballonti han aprovechado para adecentar la salida de Portugalete, unir la senda de la Florida, y acercarse más al trazado original... pero, aun acercándose más, sigue faltando un pequeño tramos de unos 100m. si 'sendaciclar'. Por el Bidegorri llegamos a la playa de la arena (antes, habremos encontrado enlaces bastante buenos con las nuevas sendas de Gallarta y Galdames). Por la playa de la arena, se puede llegar a la vía verde del Piquillo (y hasta Cantabria) . Pero, para llegar allí, hay que cruzar la propia playa, sin senda para ello. Otros 500m., más o menos.

Es decir, estamos hablando de aproximadamente 40 km de sendas, que podrían formar una red bastante interesante y bastante extensa, si no fuera porque faltan entre ellas unas uniones decentes, con tramos que, en general, no son mucho mayores de un km. Lo que la sabiduría popular llama 'el chocolate del loro', vamos. Una vez completado esto, el siguiente paso sería una correcta señalización. Si montamos una red, con ramales hacia diferentes sitios, es interesante que quien no conozca los caminos a priori, pueda saber hacia donde tirar. Es decir, llegamos por el ballonti, y al llegar a porugalete, un cartel que nos diga "a la izquierda a La Florida, a la derecha a La Arena". O al llegar al palacio euskalduna : "a la izquierda, San Ignacio, Elorrieta y Ayuntamiento. A la derecha, Indautxu, Amezola y Rekalde". Pero aun queda mucho para eso.

La segunda de las reflexiones trata sobre el interés institucional en todo esto. Hasta qué punto se respetan las sendas? Al entrar en el bidegorri esta mañana, estaba cortado. En la zona más cercana a portugalete se están haciendo dos obras de carreteras de envergadura (la Super Sur y el tramo que falta del Eje del Ballonti), e implican un gran movimiento de tierras. Pero estaba señalizado como senda un itinerario alternativo por caminos vecinales del barrio de Urioste. Un rodeo de más de un kilómetro... pero continuidad al fin y al cabo. Vamos, que ni es un respeto absoluto (que habría consistido en planificar las obras para que no afectaran al bidegorri) ni un desprecio absoluto (que hubiera consistido en cortarlo sin ofrecer alternativa). Sinceramente: mejor de lo que me esperaba el día que, desde la autopista, vi el movimiento de tierras.

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