Es muy curioso como ha cambiado en una semana mi concepción de la vida, de manera contradictoria y sin motivo aparente.
Hasta anteayer, yo estaba convencido de que la vida, en general, tendía a ir bien. Con momentos malos, evidentemente, pero con una tendencia general a la normalidad. Vamos, que efectivamente las cosas se podían torcer, pero que, a nada que no se hicieran cagadas espectaculares, las cosas tendían a salir bien.
Desde anteayer, curiosamente, y sin saber por qué, dado que no ha sucedido nada concreto que lo motive, pienso lo contrario. Que la dirección que toma la vida cuando lleva los acontecimientos es impredecible, y, como tal, no discurre necesariamente hacia buen puerto. Por muy bien que se hagan las cosas, siempre puede haber una combinación de factores que supere todo lo factible.
Curiosamente, me ha sucedido este pesimismo existencial en un momento de 'optimismo local', en el que pienso que las cosas que tengo entre manos ahora mismo las voy a llevar bien. La repercusion que este buen hacer que respiro ahora mismo tenga en la vida? Se verña.
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2 comentarios:
Iba a compartir contigo algunas reflexiones que se me vienen a la cabeza, pero pensándolo bien, estos temas son más apropiados para una conversación de cafetería, ¿no?
Cuando quieras :)
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