"Recibirá usted un teléfono móvil al que le irán llegando instrucciones". Así empezaba la semana pasada la despedida de soltero que le organizamos al último amigo de la cuadrilla que ha decidido casarse.
Lo primero relevante es que el novio no sabía a dónde íbamos. Y no debía saberlo hasta el final. Y su primo tampoco, porque meses antes, en un plan anterior que habíamos preparado, ya metió la pata contándoselo.
Lo segundo, que tenía que dar unas cuantas vueltas sin saber a donde iba. Para ello, el primer mensaje al movil fue "vaya a la estación de autobuses y recoja un billete con este localizador". Claro, en la taquilla fue divertido cuando
"Buenas, vengo a por un billete, con este localizador"
"Vas a Burgos, verdad?"
"No lo sé!"
En ese momento se le hace entrega del chupa chups de papel maché que le acompañará durante todo el viaje. Esta instantanea recoge el momento de subir al bus con su 'acompañante':
Al bajarse del autobus en Burgos, nuevo SMS: "un compañero irá a recogerle. Dado que no se conocen, habrá de agitar el Chupa Chups para que le recoja. " La foto del novio agitando un chupa chups de más de medio metro en la estación de autobuses es memorable. Pero como más adelante 'se extravió' la camara que la contenía... pues nos quedamos sin ella. Una pena.
Siguiente sms: "Vaya a la estación Rosa de Lima y con este localizador, coja el billete para el Alvia de Vigo". En la taquilla de la estación:
"Buenas, vengo a recoger billetes con este localizador"
"A ver... dos billetes a Leon"
"No, es un billete para Vigo"
"Aquí en el ordenador, con ese localizador, son dos billetes a Leon"
"Pues a mi me han dicho un billete para Vigo"
"Vamos a ver, chaval... tú sabes dónde vas?"
"No..."
"Pues eso: dos billetes a Leon".
La idea de los dos billetes a leon era muy simple: que no fuera solo en el tren el novio. Y de paso, hacerle otra pequeña judiada: el acompañante, sin previo aviso, se baja en Sahagun. En la desorientación, otras dos personas suben al tren. Llegan todos juntos a Leon.
En Leon, a tomar unas ronditas. La despedida empieza. El novio y el primo ya se ven en el destino. Tomamos dos rondas, con tranquilidad, cerveza fresquita (sin alcohol para algunos). Sol, terracita. Tremendamente agradable.
Al de un rato...
"Venga, vamos para el hotel"
"¿Vamos andando?"
"No, mejor cojemos los coches, que está un poco lejos"
Y tanto que estaba lejos. Enfilar la A-66 para el sur. El novio al de 50 km se da cuenta de que no vamos a Leon, y empieza a elucubrar: "Zamora!" "Valladolid!" Hasta que finalmente resulta evidente el destino final: Salamanca
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