La tercera parte de la despedida consistió en una capea. Algo que, sinceramente, no me gusta en absoluto. No solamente porque no soy capaz de conectar con lo taurino (soy muy empático, y enseguida empatizo con el dolor del toro y lo paso muy mal), sino también porque tuve una mala experiencia con una vaquilla, cuando aun formaban parte de las fiestas de Bilbao. Hace ya años de eso, pero la gente de la cuadrilla se ha echado unas risas con aquel incidente (una cogida en la plaza de toros de Vista Alegre) durante años.
Bueno, pues la verdad es que en la capea lo pasamos bien. Yo no bajé al ruedo (el único de todo el grupo que no lo hizo), pero verles intentar hacer fintas, pero ser vencidos sobre todo por el susto cuando la pobre vaca se acercaba, era muy divertido.
Va una foto del ruedo (de mala calidad. Es del movil, no olvidemos que la cámara se 'extravió'.)
La verdad es que el sitio está muy bien montado, dado que, todo junto, está la parte puramente 'taurina', los grandes salones donde comimos (una monumental barbacoa), un bar/chiringuito muy agradable, y una piscina.
Con todo pasamos un muy buen rato. La anécdota: aunque yo no salté, una de las vaquillas se las ingenió para conseguir cogerme. No ha sido nada (un pequeño rasguño por asta en la pierna izquierda) pero la cuadrilla ya tiene motivo de cachondeíto para otros 20 años...
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