Después de limpiar todo, y de tranquilizarle (porque al fin y al cabo no era ue se hubiera portado mal, sino que estaba enfermo), decidimos no darle de comer hasta que asiente el estómago. Pero el pobre no se quedaba tranquilo, y se puso a tiritar, temblando muchísimo.
Eso ya nos asustó lo suficiente como para llevarle al veterinario. Una pequeña afección alimentaria. Le dio una pastilla que fue mano de santo, y le prescribió un día de ayuno, y 4 con una comida específica para estómagos delicados.
Ahora estña otra vez muy bien. Pero qué susto!!!
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1 comentario:
Pobre Mendi. Una caricia de mi parte.
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