Vamos a madrugar, que ya es jueves y nos vamos al Vaticano. Nos acercamos al Tiber, para poder ir hacia San Pedro por la Via della Conciliazione, viviendo la espectacular vista. Paramos un momento para sacar una foto de una libre ria que también tiene sucursal en Bilbao.
En la Plaza San Pedro ya están desmontando el Belén. Pasamos el control de seguridad, y accedemos a la basílica (lógico, pero no por ello menos sorprendente, que no nos hagan pagar para acceder). Impresionante. Un ratito de oración, y a la visita turística. Es todo enorme. En el lado izquierdo de la cruceta se canta misa (de espaldas al público) en sesión continua. Marmol y dorados por todos los sitios.
Salimos de la basílica, y nos vamos al lateral para visitar la cripta. Un montón de tumbas, incluída la de Juan Pablo II, al que aun sigo sintiendo como MI Papa. y de nuevo al lateral, a hacer la visita a la cúpula.
Una visita que se lleva un poco mal en el caso de tener miedo a los espacios cerrados, o a las alturas, porque de las dos cosas hay. Se sube por unas escaleras, a ratos de caracol, a ratos que se estrechan para seguir la curva de la cúpula... y se llega arriba, a una altura bastante considerable. A nosotros no nos pasó, pero me contaron una historia de una chica que le dio una crisis de ansiedad y se quedo trincada sin dejar pasar gente, que llevó a una aglomeración en esos pasillos estrechos, que ponía los pelos de punta.
Después de bajar de la cúpula (y de hacer las compras de rigor) fuimos a los museos vaticanos. La sensación... demasiado arte junta, sin posibilidad de dedicar atención a todo, y con lo realmente gordo eclipsando lo menos gordo. Por poner un ejemplo, quieres ver la Capilla Sixtina. Vale. Vas siguiendo las flechas hacia la capilla sixtina. Bien. Pasas por los museos egipcios, los etruscos, las salas de mapas, las dependencias de rafael, la zona de los borgia... hasta llegar a la capilla sixtina (te sientes como en ikea, que quieres ir a la zona de sabanas, y para eso tienes que recorrerte salones, cocinas, dormitorios, niños... ). El caso es que para cuando llegas a la capilla sixtina, has pateado tanto, que cuesta apreciarla. O igual es que tuvimos mala suerte y coincidio que cogimos un rato de nubes, y al no ser buena la iluminación la cosa estaba más pálida que de costumbre.. en fin, que salí de los museos con un tantito de decepción.
En fin, que, después de esto, a comer. Probamos algo que nos habían recomendado desde antes de salir: Suppli di Riso, una especie de croqueta de paella con queso (
dejo aqui la receta), que daban en Franchi, en Cola di Rienzo. Un rato de descanso en el hotel, y ale, a por el último paseo por la ciudad eterna.
Salir del hotel hacia el Tiber, para visitar el Castel Sant Angelo. Cruzarlo hacia la Plaza Navona. Pasar por el Panteon. Subir a la plaza del tritón. Plaza de las 4 fuentes. Santa María La Mayor (pudimos visitarla aunque estaban en misa, impresiona su techado dorado). Estación Termini (29 vías, hace que Puerta de Atocha parezca un apeadero de los pequeños de feve), y de ahí bajar de nuevo al foro de Trajano, volver a la plaza Navona a hacer unas compras, y al Trastevere a tomar una cerveza, chupar un poco wifi, y cenar, en los mismos sitios del otro día.
El recorrido en la cripta, la cúpula y los museos vaticanos es aproximado, pero los casi 21 kms. de ese jueves no nos los quita nadie. Lo pasamos bien.