El miércoles, trabajando, y después de que una reunión me trastocara el ritmo de comidas, me quedé sin fuerzas, casi repentinamente. Me llevaron a casa y dormí un montón de horas. Pero me desperté, ya jueves (aun de madrugada) con síntomas de gastroenteritis. Muy desagradabla. Fuera comidas, y a beber suero.
A la noche me empecé a encontrar mejor, y ayer viernes por la mañana, de hecho, prácticamente bien. Así que me animé y me fui a coger el tren (por cierto, a la única hora del día en que hay dos trenes seguidos, solo con 5 minutos de diferencia , qué gozada poder dejar pasar el primero porque llega otro en 5 minutos, vivir al lado del metro debe ser una pasada) para ir a trabajar.
Craso error. En menos de 4 horas ya estaba otra vez machacado. Y, de hecho, a última hora de la tarde, los síntomas habían vuelto, arreando con fuerza.
Y aquí estamos, de nuevo mejor, pero aun esperando curación...
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