Salgo de casa tarde. Solo faltan 6 minutos para el tren. Me da tiempo a llegar, pero muy justo.
Salgo a la plaza, y el día está precioso. Muy luminoso. Que gozada! Qué primaveral! Que ganas de dar un paseo, de ir a la estación andando tranquilamente, disfrutando del día!!
Claro que como vaya muy tranquilamente, no llego... cruzo el puente, y oigo la sonería junto a la minicentral hidroeléctrica. No me preocupo, otros días he pasado por ahí y confundido el ruido de la central con el del paso a nivel. Pero llevo a la ermita, y veo a una señora corriendo lanzada por la cuesta hacia la estación... mmm... igual sí que era el paso a nivel? Por si acaso, yo también corro. Efectivamente, el paso está cerrado. Mientras subo, pasa el tren. Justo cuando ha terminado de pasar llego arriba, cruzo las vías. El tren se para, abre las puertas. El creditrans a la canceladora. Vamos... vamos... Piiii! "Saldo próximo a agotarse, recorrido limitado". Vale, pero déjame entrar!! La gente casi ha terminado de entrar en el Apolo. La canceladora se abre, me lanzo, entro el último al tren. He llegado. Empiezo el día cansado, sudando y acelerado, pero al menos no llegaré tarde a trabajar.
En todo caso, sigo con ganas de dar un paseo primaveral. Al terminar la primera ronda de trabajo, el cuerpo vuelve a pedirme paseo. Pero aguanto: tengo mucho que hacer, así que nada de irme andando hasta Sestao para disfrutar de la primavera.
Hora de comer. Con el trabajo más avanzado, y el estómago lleno, me lanzo a pasear un poco. Por bajar la comida, disfrutar de la primavera, hacer ejercicio... todo ello junto:
Cuando aun no llevaba una hora andando... se pone a llover. Típico chubasco primaveral. Así que se chafó el día luminoso, y el pasear. Coger el tren, y otra vez a trabajar. Y menos mal, porque en un momento, se pone a granizar...
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