Ayer estuvimos un poco preocupados porque el perro tuvo que pasar por el quirófano.
No era nada serio, por suerte, y la operación ha ido bien (pendientes aun de los resultados de unos análisis). Estuvo toda la tarde un poquito atontado hasta que se le pasó del todo la anestesia, pero ya está normal del todo.
Yo por lo menos, llevé un susto bastante importante encima. Mendi no es ningún chaval, y, aunque no hubiera que abrirle el abdomen, la anestesia sigue siendo anestesia, y la cirugía sigue siendo cirugía. Hasta que no le vi ayer a última hora, de nuevo pegando brincos como un cachorro, y jugando con la pelota como si fuera lo mejor que el mundo nos puede ofrecer (y puede que lo sea), no me quedé tranquilo.
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