Sorprendentemente teniendo en cuenta lo complicada que se está poniendo mi vida últimamente, ha sido todo un logro y una gran casualidad que este domingo no haya tenido ningún compromiso, y haya podido dedicarlo, sin más, a nosotros.
Sorprendentemente teniendo en cuenta que normalmente paso el 80% de mi tiempo de vigilia delante de un ordenador, que siempre tengo el móvil con Internet en la palma de la mano, y que de hecho lo paso mal cuando no tengo batería o cobertura, ha sido curioso que este domingo no me haya puesto en ningún momento delante del ordenador, no me haya conectado a Internet, y no haya cogido ni el teléfono. Después de un sábado muy cansado (por cierto, gracias por ese sábado cansado), he vivido un domingo desconectado y muy tranquilo.
¿A qué he dedicado el tiempo? Pues, básicamente,
Y, aparte de 3 pequeños posos negativos (no haber sacado ganas para hacer el típico paseo otoñal por las Estacas de Trueba, perder un partido 4-3 porque se te inventen dos penalties en contra, y un pequeño tema socio laboral que me generó cierta incomodidad)... tranquilidad.
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