El control de pesos está parado... que no abandonado. Por un lado, porque fuera de casa ha sido complicado pesarse (aunque una antigua báscula del metro de Berlin, a cambio de 10 céntimos, me dio una agradable noticia... demasiado agradable, tanto que no me la creí). Y por otro, porque la báscula de casa se ha quedado sin pilas. Espero comprarlas hoy mismo y mañana poder volver a seguir con el cálculo.
Un amigo me comentó el otro día que, esto que planteaba Mauro Entrialgo en Plétora de Piñatas, ya está empezando a pasar...
Y un saludillo para mis amigos colchoneros...
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1 comentario:
Pasa lo mismo con los malos bares, ahora "canta" la cocina.
JMT
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