Dedicamos el tercer día a visitar dos hitos del transporte berlinés: Templehoff, el aeropuerto de Berlin Occidental en la época del Muro (famoso por el fuente aéreo que era lo que unía Berlin con el resto de la Alemania occidental cuando estaba rodeado por territorio oriental) y el Deutsches Technikmuseum, museo de la técnica, con un enorme edificio dedicado a la navegación (con barcos de verdad dentro), otra parte enorme dedicado a la aviación (con aviones de verdad) otro con la historia de las telecomunicaciones, la bisuteria, la fabricación de bebidas...
Y, como no, también hay una parte de trenes. Dos enormes depósitos de locomotoras, con sus correspondientes rotondas, llenos de trenes. Trenes con sus cajas de grasa bajo las bielas, es decir, operativos. Con un jardín con circuitos de vías para hacer circulaciones. Vamos, igualico igualico que en algún otro museo ferroviario que nos pilla más cerca.
Y por la tarde, comprar unos regalos, cenar y a la mañana siguiente regreso a casa. Sin mayor novedad, pero unos días muy agradables.
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