Parece que las voces que aparecen en contra vienen porque, según marcaron hace unos meses, las cajas en proceso de fusiones deberían acometer un proceso de bancarización, donde la obra social queda 'subcontratada' a una fundación. Aducen que una caja pública debe ser algo más cercano que un banco a los intereses de los ciudadanos, preocuparse menos por el dinero y atender a la gente de otra manera, no cerrando el grifo de la financiación, especialmente ahora que esa parte se está poniendo complicada.
Yo lo que digo es que el planteamiento teórico de esa negativa es precioso, pero que quien lo plantea debería pasarse un poquito por esas cajas que aun son públicas, y ver cómo, aun de públicas, tratan al cliente, en algunos casos, 'de aquella manera', o niegan créditos a clientes con criterios más duros que los de los bancos, o cobran comisiones por según qué cosas de manera poco pudorosa.
Vamos, que eso que preocupa a algunos por dejar de ser público, ya pasa aun siendo público, por tanto... no veo el problema...
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