lunes, 27 de febrero de 2012

He perdido un día!

Esto de los vuelos transoceánicos y el Jet Lag... 

La semana pasada la he pasado de vacaciones en Los Angeles, y esta es la primera de una serie de entradas sobre ello.

El caso es que surgió la posibilidad, y había que aprovecharla. No sin ciertos reparos, porque tengo un tradicional miedo a las situaciones que limitan mi libertad de movimientos. Y estar 13 horas metido en un avión, sin duda, hacen que la movilidad se resienta.

El A340 que los llevaría a LA, desde el finger de la T4S.

El caso es que me decidí a superar ese miedo, y, bien pertrechado con libros, la PSP y la medicación adecuada (aunque estas últimas no las necesité) me animé a cruzar el Atlántico, a lo grande.

A la ida, el Jetlag afecta menos, dicen, porque la sensación es simplemente de un día que se hace más largo, y se trasnocha un poco. En mi experiencia, eso ha sido cierto... pero solo hasta cierto punto. Porque es verdad que cuando llegamos al hotel, sobre las 7 de la tarde (4 de la mañana biológicas), con la sensación de que el viaje había sido muchísimo más corto, y que simplemente habíamos pasado la mañana del lunes en Madrid y la tarde en LA. Además,  al estar (muy) cansado era fácil dormirse, con lo cual el ciclo, aparentemente, se autorregulaba fácilmente.  Pero a las 2:30 de la mañana me desperté y no hubo manera de volverse a dormir. Las 11 de la mañana hora europea. Es decir... me desperté como si realmente hubiera salido de farra hasta las 4.

A partir del segundo día la cosa se normalizó. Bueno, más o menos. Me despertaba de manera natural a las 6 de la mañana. Lo cual aquí no me pasa nunca, pero allí era muy conveniente, porque a esa hora ya estaba amaneciendo, y así se aprovechaba mejor el día.

Para la vuelta, muy parecido. La sensación de que las 14 horas de viaje eran mucho menos, y de que simplemente se había pasado la mañana en Los Angeles (viendo trenes en Union Station) y la tarde en Bilbao. Claro que, sabiendo que la mañana era del viernes, y la tarde del sábado. Pero, internamente, biológicamente, era el mismo día. Me pasé todo el sábado diciendo 'esta mañana he visto'... pero, claro, realmente la mañana era del viernes. De ahí la sensación de día perdido.

Y a la noche, de puro cansancio, dormir muy bien... pero al día siguiente, la siesta me ha descuadrado. Hoy es domingo (ya lunes), son las 2:30 de la mañana, y no consigo dormirme. Supongo que mañana estaré ya totalmente regularizado.

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