Me despierto en casa y bajo al perro. Esto parece un pueblo fantasma. Todo esta cerrado (salvo el ambulatorio y la farmacia, me parece bien que esos servicios esenciales funcionen, que las enfermedades no entienden de huelgas).
Cojo el coche y me acerco a la capital. Hay mucho menos tráfico que un día normal, aunque aquí no hay esa sensación de abandono del pueblo. Se nota que ha habido piquetes informativos, que los servicios públicos solo tienen servicios mínimos (aunque estos van bien, concretamente que tranvia y metro han estado funcionando, no al 100%, pero funcionando). Se nota que algunas cosas están cerradas, y que hay menos movimiento. Casi parece un festivo.
Las obras que tengo cerca también están paradas, o casi paradas.
En fin, veremos luego que pasa con la manifestación, y a la tarde a ver si encontramos donde ver el partido del Athletic...
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