Ya ha pasado el evento hospitalero. Ha pasado incluso el momento crítico, en que parecía que, en lugar de un hospitalizado, íbamos a tener dos. Pero no ha llegado para tanto.
Estoy mucho más tranquilo. Además, he terminado con un montón de papeleo que teníamos pendiente, y eso relaja aun más. Hasta he disfrutado de un pollo al chilindrón en una terraza, que eso no pasa todos los días.
Ahora, ayer, que estaba mucho más desanimado, tuve la suerte de que un buen amigo me cogiera por banda y me llevara a andar, y a tomar un café. En ese momento, con ese simple gesto, me ayudó un montón.
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Gracias!!
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