Es mediodía, pero la luz es como de amanecer. Una enorme nube gris viene del mar, haciendo desaparecer, primero Serantes, después Barakaldo, Zorroza, Kastrexana...
Se empiezan a oir truenos. Se acerca. No se ve ni Olabeaga.
Ya está aquí. Los cristales dejan de ser transparentes con la cantidad de agua que acumulan. La niebla es fantasmagórica, y la oscuridad cada vez más densa.
De repente todo se ilumina. Siguiendo automáticamente un ritual que ejecuto desde crío, empiezo a contar: uno... dos... tres... cuatro... cinco... BROOOOUMMMM!!!! Eso ha caído a menos de dos kilómetros. La tenemos encima.
He de reconocer que me gustan las tormentas. Me gusta verlas, ver esa combinación de poder descontrolado de la naturaleza que puede ser reconducido cuando está cerca de áreas pobladas por el hombre para que no dañe. Me gusta ver los rayos caer a lo lejos.
2 comentarios:
Muy bonita la última foto. A la mañana hacía hsta sol, pero a las 12 o por ahí, ha caído un tormentón. El miércoles mejora
La última foto no es mia. Es una de wikimedia commons, libre de derechos de uso.
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