Llevaba más de un año sin hablar con D. Para nada. La última que hizo, aunque pudiera considerarse una de tantas, fue, desde un punto de vista acumulativo, la gota que colmó el vaso.
Hay quien no comparte esta visión, y aun quiere darle oportunidades (unos) o al menos coexistir (otros). Esto provoca que algunas veces es inevitable coincidir. Después de unos meses trabajando por evitar esa coincidencia (es decir, dejando de ver a mis amigos cuando sé que él está), hace dos semanas me lo encontré, y ya sí fue inevitable.
Al de un rato, se me acercó... tenemos que hablar... hay que arreglar esto... por lo menos dejarlo claro.... mira, esta semana te llamo, te invito a comer y lo hablamos... Yo, de natural gilipollas bondadoso, acepto.
Desde entonces han pasado ya dos semanas, y estoy preocupado. Muy preocupado. No sé, el caso es que no me ha llamado para quedar. Que raro, no? No le habrá pasado algo? Estará bien? Porque es raro que no haya llamado para quedar. Con lo puntilloso que es él para estas cosas...
(se nota la fina ironúia del último párrafo, verdad?
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