Después del cuarto día, las experiencias se empiezan a agolpar. Hasta el punto de no saber cuándo se hace cada cosa.
Paseos y cenas por el puerto, junto a los barcos amarrados.
Un paseo bajo la lluvia que termina con un chapuzón en Cala Blanca.
El fuerte de San Nicolas
Un atardecer desde el agua en Cales Piques
El faro de Punta Nati
Cala Morell, y su basílica neolítica.
Un día completo en la playa de Son Saura
La Naveta de Tudons
Lithica
Un día completo en Cala Blanca
Todo ello con mucha tranquilidad, mucha parsimonia y mucha relajación... hasta el día de volver. La vuelta, por llevar la contraria, en tren (desde Barcelona... volver en tren de una isla tendría su complicación.
Ganas de volver? Todas.
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