Si os gustan las propuestas nuevas y realmente interesantes, es un sitio obligado. La primera sorpresa, antes de que llegaran las hamburguesas, vino con las patatas: eran REALMENTE caseras, cosa muy poco habitual, y las salsas con las que se podían acompañar no era en absoluto las típicas que vienen con las patatas normalmente: nosotros probamos la veganesa de curry y el mojo picón.
La hamburguesa cumplía todas las expectativas de mínimos de calidad en lo que se refiere al pan y la calidad de la carne pero lo realmente sorprendente fue la mezcla de ingredientes y sabores. Tal vez, por criticar algo, La Piparra de Ibarra y el queso Idiazabal se comían un poco el sabor de la carne, pero en la de queso de cabra y guacamole no pasaba eso.
Y ya, como colofón... dio la coincidencia de que íbamos con Cotton cuando pasamos por allí. Ningún problema para entrar con él, es más, muy majos (este perro, que se hace querer).
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