Llevamos unas semanas bombardeados de noticias sobre lo malo e inseguro que es el whatsapp, cómo atenta contra nuestra seguridad y nuestra privacidad. Cómo cualquiera puede acceder a nosotros a través de él, como nuestros datos no están a salvo, y como encima, lo ha comprado Facebook, que es lo más peor aun respecto a privacidad, y va a ser el acabose. Eso se publica. Y mucha gente se lo cree, sea verdad o no.
Esto lo que ha provocado es que estén saliendo como setas las aplicaciones que pretenden ser una alternativa. Empezo con Line, luego Spotbros, y ahora Telegram. Aplicaciones todas ellas muy bonitas, y que nos prometen una seguridad aumentada. Pero que tienen un problema: son como la discoteca nueva del pueblo: preciosa, mucho mejor que los bares de toda la vida... pero vacía. Todo el mundo está en los garitos de siempre. Vamos, igualico que con Google Plus.
Telegram ha tenido un poco más de suerte que sus antecesores en la pelea por desbancar a Whatsapp: su lanzamiento y consecuente campaña mediatica coincidió con una caída de servidores de Whatsapp de 4 horas, lo que hizo que millones de usuarios se dieran de alta en Telegram a la vez... provocando asimismo que los servidores de Telegram también cayeran. Pero bueno, los usuarios ya estaban migrados.
Yo tengo por costumbre no fiarme de nadie, y, aprovechando que es ruso, a quien me preguntaba le solía decir: "La diferencia entre Whatapp y Telegram? Que tenga tus datos la CIA o la KGB". (Usando ambas como metáforas poéticas, dado que realmente son la NSA y el SVR). Pero bueno, dando por heho que, al final, quien 'desde arriba' se quiera colar en mis datos, lo va a poder hacer sea cual sea el sistema, lo que importa es que la privacidad se vea resguardada frente al usuario 'normal', de diario. Y, supuestamente, eso sí estaba más trabajado en Telegram que en Whatsapp. Pero lo que me ha pasado esta semana me ha hecho pensar si es así.
Con el paso de los años voy perdiendo contacto con algunas personas, por diversos motivos, pero rara vez me molesto en borrar sus teléfonos de la agenda. Y Telegram es muy detalloso, mandando un aviso cada vez que alguien que está en la agenda se une. Este fin de semana ha coincidido que he recibido dos de esos avisos, de gente con la que hace tempo que no tengo relación. Gente que tenía totalmente olvidada, pero que de repente, tengo a un click de distancia, y me avisan para que sea consciente de ello. Gente que, probablemente, no hubiera querido que yo me entere de que se unen a Telegram... o siquiera que aun existen. Vamos, que parece un problema de privacidad en toda regla, de esos que prometían solucionar.
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